martes, 27 de octubre de 2009

Arista Noroeste del Txindoki (AD+, IVº+).

Larrunarri o Txindoki (1.345m)

El monte Larrunarri o Txindoki, nombre éste que proviene de una borda de pastores que se sitúa a los pies de la cumbre, es un lugar sagrado para los vascos. En su cumbre tiene "Mari", la diosa por excelencia del Olimpo Vasco, una de sus residencias. También la tradición cristiana tiene su lugar a los pies de la montaña, en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Pero la bella mole de Txindoki no solo evoca fenómenos metafísicos, también es un lugar de culto para alpinistas y escaladores, y en cuyas rectilíneas formas se han iniciado muchas generaciones de montañeros vascos y navarros.

La mole caliza de Txindoki se alza 1000 m sobre el Santuario de Larraitz, su alfilado pico de caliza y su arista se alzan sobre el entorno verde de los extensos pastizales y bosques de hoja caduca de la Sierra de Aralar, que delimita por el norte. La revista "Pyrenaica" describía así al Txindoki y sus tradiciones en 1927:

"Al norte del Aralar, se yergue majestuoso e imponente, encumbrado y denso, el peñascal de Larrunarri. Otros lo conocen por el más típico nombre de Txindokí y en el Goyerri guipuzcoano lo llaman también Ñañarri, quizá por parecer más delgado y frágil visto por este lado. Pero por donde quiera que se le mire, siempre es imponente y se presenta majestuoso a nuestra vista: parduzco en los días grises, azulado en días de sol. Los tejos, espinos, jarales y demás arbustos desparramados por sus laderas, tienen raíces de sangre entre sus duras rocas. Se alza a 1.430 metros sobre el nivel del mar y aunque esta altitud sólo le permite ocupar el tercer lugar entre sus hermanos, Gambo e Irumugarrieta son más altos que el Larrunarri, es siempre el más majestuoso. Txindoki, visto desde el vallecito de Zaldivia, tiene alguna semejanza con el perfil del Cervino".

La Arista NW, la vía más elegante de ascender a esta montaña, nos ofrece una bella escalada de ambiente alpino muy accesible, con dificultades puntuales de IVº grado y mucho IIIº y IIº. Una iniciación en los terrenos de aventura donde no abundan reuniones ni seguros fijos, a camino entre escalada deportiva y clásica.

Bonita ruta que realizamos en dos cordadas; los vascos Aitor y Xabier, y los navarros Gorka y Javier. Primer proyecto del otoño, el impresionante "Cervino Vasco".


RUTA

Desde el amplio aparcamiento sito en el barrio de Larraitz (400m) se toma la vía normal que asciende hacia el S por una pista ancha que poco a poco, según subimos, va estrechándose y haciendo zetas en su recorrido. Después de un empinado ascenso, observamos a la izquierda el inicio de la arista, primero herbosa y luego con afloraciones de roca. Nos desviamos por trazas de senda, superando una valla para ganado.

Ascendemos por la inclinada ladera, rodeando por el O la primera estribación rocosa, hasta ganar la base de la arista trepando un poco al final (IIº), donde apreciamos la reunión de salida en la pared. En este punto se convierte en una vía de escalada discontinua, donde siempre se progresa asegurado por una cuerda.

La primera dificultad es un diedro (IVº) bastante fácil, pero con las presas muy pulidas, superado el cual continuamos por terreno más fácil pero muy aéreo hasta una brecha donde se encuentra la primera reunión. Seguidamente, se supera una chimenea (IIIº+) y terreno delicado (que no se encuentre equipado y conviene asegurar) hasta alcanzar la segunda reunión al pie de la "placa bonita". Éste es el siguiente punto a superar (IVº), es corto y se encuentra bien protegido, después se progresa por terreno fácil (IIº-IIIº) hasta la tercera reunión.

Desde aquí solo queda superar el tramo más complicado, pero menos aéreo, de toda la arista: un diedro con techo y salida acrobática (IVº+) seguido de terreno resbaladizo de tierra y rocas, no muy bien protegido (solo 1 clavo). Una vez superado esto, se acaba la escalada y podemos disfrutar de un camino estrecho pero muy llevadero hasta la cumbre (IIº). El descenso se efectúa por la ruta normal, esto es, la pala SE hasta el Collado de Egurra y después descendiendo el barranco para enlazar con el camino de Larraitz. Gráfico de la ruta.


DESNVIEL POSITIVO

900 m


TIEMPO

Sol y nubes. Temperatura: Entre 10ºC y 15ºC. Con viento muy frío que hacía descender la sensación térmica a valores cercanos a 0ºC.


CROQUIS



DURACIÓN


Larraitz - Base de la Arista NW (50 minutos) - Erlabetzeko Puntie (3h15) - Txindoki (3h45) - Larraitz (5h)


DIFICULTAD

Camino evidente hasta el desvío para remontar las campas previas a la arista, entonces trazas de senda y trepadas fáciles hasta la reunión de salida. Vía de escalada (AD+) semiequipada con dificultades máximas de IVº+ y sostenidas de III. Cresteo hasta la cima con pasos de IIº sostenido. Descenso andando por senda y sin dificultades.


DESCRIPCIÓN:

La famosa Arista NW del Txindoki nos invitaba, de la mano de Aitor, a acercarnos a su afilada ruta en un fresco día de otoño. Por fin íbamos a escalar una vía que, desde aquí lo digo, tenía dudas de que pudiese realizar alguien con tan poca experiencia escalando como es el que escribe estas líneas. Partimos pues desde la cautela y la prudencia, que nunca sobran en la montaña.

A las 10:45 dejamos un precioso día de sol en Pamplona para dirigirnos al barrio de Larraitz, en el municipio guipuzcoano de Abaltzisketa. Abandonamos el coche en el amplio aparcamiento habilitado para los visitantes y, después de seleccionar el material, emprendemos la marcha por una amplia pista que supera, en un primer momento, una barrera para ganado.

Las primeras rampas son suaves y el camino gana altura dibujando generosas zetas que hacen accesible el Txindoki a miles de personas cada año. Éstas facilidades y nuestra ansiedad por llegar al inicio de la escalada hacen que llevemos un ritmo muy alegre, casi frenético. Pronto alcanzamos el desvío que nos conduce, a mano izquierda, a las laderas herbosas previas al inicio de la arista, que remontamos con la misma celeridad. Los terruños irregulares, ocultos por la hierba alta que crece sobre ellos, y húmedos por un rocío mañanero que el sol todavía no ha conseguido secar hacen la progresión cuando menos entretedida. A esto se suman las pequeñas trepadas (IIº) de calentamiento, ya por terreno más agreste, previas al inicio de nuestra anhelada escalada.

Ya estamos ante la reunión cero, el punto donde vamos a comenzar una aérea y bella ruta que va a exigirnos precisión y buena cabeza para alcanzar el final. En la base de la pared esperamos a que una cordada, que allí se encontraba, suba delante de nosotros mientras nos ponemos los arneses, los pies de gato y preparamos el resto del material. La espera es tensa, estamos con muchas ganas de subir y por fin lo hacemos, con la "cordada vasca" encabezando la escalada, que para eso son los anfitriones. La lentitud en las maniobras de la cordada precedente nos ralentiza en nuestra progresión y nos vemos abocados a esperar, estando a merced de un viento muy frío que empieza a levantarse y que acabaría haciéndonos temblar de la manera más inmisericorde durante buena parte de nuestra escalada, sobre todo asegurando al compañero.

Después de un buen rato la "cordada navarra" se lanza a la ascensión, encadenando largos con gran soltura, siempre siguiendo los pasos de Aitor y Xabier. La escalada del primer diedro (IVº) resulta muy fácil, además de estar bien protegido. La siguiente dificultad reseñable es la bajada hasta la primera reunión, antes de la cual hay que destrepar por un sitio delicado, con vacío a los lados. Después de esto hay que superar, de salida, una chimenea muy aérea (IIIº+), pero bien protegida (la reunión esta muy cerca) que nos conduce a terreno delicado donde nos hay seguros, por lo que conviene poner alguna cinta o fisurero en el trayecto. La siguiente reunión está al pie de la "placa bonita", una placa lisa y muy vertical con agarres buenos pero pequeños (IIIº+). Una vez alcanzada la tercera reunión solo nos queda superar el diedro final (IVº+) que se ve desde ella, la parte más difícil del recorrido puesto que tiene un techito y hay que superar con un paso acrobático hacia la izquierda. Tras esto, solo nos queda salvar un largo trecho de terreno resbaladizo (IIº+) donde la roca húmeda y la hierba alta complican nuestra progresión, estando el tramo solo protegido por un oxidado clavo con argolla. Una vez aquí se acaban las dificultades y recogemos nuestro material. Los vascos nos estaban esperando, ya cambiados.

El camino que resta hasta la cima del Txindoki es muy disfrutón, ya no hay tanto patio a los lados y las dificultades disminuyen drásticamente, al tiempo que el desnivel a superar se vuelve insignificante. En pocos minutos llegamos a la Erlabetzeko Puntie (1.312m), mausoleo a una montañera desaparecida en esta montaña años atrás, donde una cruz y una placa reclaman su memoria. Siguiendo la trazas de senda llegamos a la cruz y buzón, todo bastante destartalado, de la cima del Txindoki (1.345m), donde nos detenemos entre las nubes a comer nuestros bocadillos y a hidratarnos. Ahora ya hemos llegado, estamos los cuatro muy contentos y no paramos de hablar de la arista, en la que hemos disfrutado mucho y también hemos pasado mucho frío. Nos queda el descenso por la vía normal, que da más pereza que otra cosa.

El camino de descenso transcurre por la ladera SE de la montaña, la que da a Navarra, y consiste en un camino ancho que se multiplica en muchos ramales que se separan y se juntan. El deterioro de la vía es evidente y por ello, sin mucho acierto me temo, los responsables del mantenimiento de la misma han optado por poner pequeñas barreras para "guiar" el camino. No creo que sea efectivo y el trabajo para instalarlas ha debido de ser ingente. Descendiendo con cuidado alcanzamos el Collado de Egurra, desde el cual hacemos un recto y bajamos por el empinado barranco campo a través, hasta retomar el camino que desciende hacia Larraitz.

Observamos mientras bajamos el estético perfil de la arista que hemos descubierto hoy, con la satisfacción de haberla superado y la fascinación que, a pesar de ello, sigue despertando en nosotros sus paredes. Atardece en el Goierri y la silueta del Cervino Vasco desaparece bajo los últimos rayos del sol despidiéndose de nosotros hasta una próxima ocasión. Descendemos hasta el aparcamiento, casi vacío y lanzamos una última mirada hacia una montaña que tiene bien merecida su fama.


Salud y Montaña

Reportaje fotográfico: Javier Rodríguez / Gorka Sanz


Arista O del Txindoki desde el punto donde dejamos el camino para acercarnos a la vía.

Campiña guipuzcoana.

Los protagonistas de hoy.

El diedro de entrada (IV°).

Xabi ya lo ha superado.

Asegurando a Gorka desde la 'placa bonita'.

Vista atrás sobre la arista.

Caminando por las alturas.

Última reunión antes del diedro de salida.

Diedro de salida (IV°+)

Cima del Txindoki (1.346m).

Cruz de cima.

La arista al atardecer.


PS: Los comentarios son fuente de motivación para la existencia de un blog. Si algo te gusta (o si no) coméntalo para que en el futuro siga habiendo nuevas entradas. Gracias.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Collarada (2.886m): Una ruta circular por la montaña jacetana.

Collarada (2.886m): Una ruta circular por la montaña jacetana.


La Peña Collarada es un símbolo y puerta de entrada al Pirineo para todos aquellos que nos acercamos a él desde Occidente. Su peculiar relieve, con ese típico roquedo calcáreo terminal, domina la entrada al Valle de Canfranc y la suave ladera de Villanúa. Por el Norte, se alza abruptamente sobre el Ibón de Ip, de origen glaciar. A su lado, su hermana menor, la Collaradeta, que comparte su característica orografía, sobre todo en su vertiente Sur. Las impresionante formaciones calizas de este macizo lo hacen inconfundiblemente único y rico en cuevas, simas y otras formaciones geológicas.

Su gran proximidad de núcleos habitados y las escasas dificultades técnicas de su ascensión hacen pensar que su cima pudo haber sido conquistada en tiempos muy remotos. Sin embargo, la primera ascensión documentada data del 16 de julio de 1876, a cargo del Conde H.Russell y J.Labarthe.

En nuestro afán de seguir los pasos de aquellos míticos pirineístas, nos hemos propuesto una ruta circular cuyo punto de inicio y final sea Villanúa, ascendiendo por su uniforme ladera Sur para descender por el impresionante Circo de Ip y el Valle de Canfranc. Las vías más utilizadas, precisamente son estas dos: La Ruta Sur desde Villanúa, o Refugio de la Trapa, por el Paso Abete; o bien la Ruta de Ip, pasando por el Ibón y el Collado del mismo nombre desde Canfranc.

Vieja conocida de nuestras aproximaciones pirenaicas, la Collarada constituye nuestra primera ascensión de este otoño de 2009. Una bella y larga ruta para comenzar con buen pie.



RUTA

Desde el pueblo de Villanúa (953m), en la cabecera del Valle de Canfranc, tomamos la pista que asciende hacia el N-NE, hacia el Refugio de La Trapa. En un punto señalizado con un panel vertical, entre dos caminos, tomamos la estrecha senda que asciende campo a través cortando la pista. Está muy bien balizada con las marcas amarillas y blancas características de los senderos de Pequeño Recorrido. Llegamos así hasta el Refugio de La Trapa (1.750m), desde donde enlazamos con una difusa senda que gana altura hacia el NE, atravesando campos y pedregales, hasta salir a un barranco que evitaremos por el O. En ese punto desaparece la vegetación arbórea y caminamos por senda difusa, con pocos hitos, en dirección NE, buscando el Paso Abete a las faldas de la Collaradeta. Se asciende por terreno roto de piedra, la pendiente es suave. Una vez en el Paso Abete, contemplamos la Collarada y el Collado de Ip, pero giramos al E para ganar, tras superar la pedrera, el hombro y la cumbre la Collaradeta (2.729m). Acto seguido, sin perder apenas altura, nos dirigimos al cercano Pico del fraile (2.705m), desde donde descendemos por rastro de senda, hasta el Collado de Ip. Desde este punto la senda se hace mucho más evidente y el camino hasta la cumbre de la Collarada no tiene pérdida, en clara subida hacia el NO. Ultimo resalte rocoso fácil, con trazas de senda y múltiples posibilidades, no hace falta apoyar las manos. Descenso hasta el Collado de Ip por el mismo itinerario, desde aquí pedrera bastante inclinada (45º) y muy larga que hay que descender en dirección N. Terreno incómodo e inestable marcado con hitos ocasionalmente. Una vez en las proximidades del Ibón, flanquear el mismo por el S, por senda estrecha y aérea, hasta ganar la presa. Desde ésta el camino, no siempre evidente, desciende por la derecha del curso de agua (N) hasta el Valle de Canfranc primero por pasto de montaña y después por bosque. Desde Canfranc, siguiendo el Camino de Santiago, descendemos el valle para volver al punto de partida: Villanúa.


Gráfico de la ruta: http://www.gmap-pedometer.com/?r=3258060

Desnivel positivo acumulado: 2.220m

Tiempo: Nubes y claros. Temperatura: Entre 25ºC y 10ºC. Mucho viento en cumbre.



DURACIÓN

Villanúa - Refugio de La Trapa (1h20) - Paso Abete (2h45) - Collaradeta (3h15) - Pico del Fraile (3h30) - Collarada (4h30) - Collado de Ip (5h) - Ibón de Ip (6h20) - Canfranc (8h) - Villanúa (9h). Ritmo alto. Paradas no incluidas. Indispensable estar muy en forma para hacerla en un día.



DIFICULTAD

Las principales dificultades radican en la larga duración de la ruta y en su desnivel positivo acumulado, superior a los 2.000m. También hay que tener en cuenta lo incómodo del terreno durante buena parte del trayecto. No hay dificultades técnicas reseñables.



DESCRIPCIÓN

Después de unos útlimos días de mal tiempo parecía que el otoño se nos echaba encima y no nos iba a dar ninguna oportunidad este fin de semana. Nada más lejos de la realidad, parecía que para el domingo venía buen tiempo de nuevo. Además, en esta ocasión un viejo amigo iba a acompañarme a la montaña y afrontamos el reto de hacer una circular larga y dura muy motivados.

Salimos de Pamplona a las 6h50 y llegamos a Villanúa a las 8h 25, el cielo está despejado y parece que el sol nos va a acompañar. Preparamos las mochilas y nos calzamos las zapatillas de trail, me llevo las botas por si acaso y bastante agua y comida, el día se supone largo. Empezamos a andar a buen ritmo por la pista del Refugio de La Trapa y, enseguida, vemos un panel que indica la senda hacia el dicho refugio. Nosotros nos equivocamos y tomamos una senda más ancha que nos conduce a la Estación de Tren de Villanúa, donde nos indican amablemente que tenemos que tomar un camino que empieza campo a través justo al lado del panel. No hemos perdido más de diez minutos, despistados por el madrugón.

El camino que corta la pista en muchos puntos conforme asciende, transcurre por frondosos paisajes y nos depara sorpresas como el Dolmen de Letranz, al poco de comenzar. La senda es muy entretenida y nuestro ritmo alegre, con lo que alcanzamos el Refugio de La Trapa (1.750m, no guardado) en poco tiempo. Hemos salvado un desnivel importante pero el camino ha sido cómodo y se nos ha pasado volando. Después de echar un vistazo a las instalaciones del refugio, que es una casa con dos habitaciones, abiertas para quien quiera alli cobijarse, nos dirigimos hacia el NE, siguiendo las indicaciones del un panel. Primero la senda es evidente pero enseguida se pierde y atravesamos, en la dirección lógica, una serie de pastos y pedreras, ganando altura suavemente, hasta que encontramos el verdadero camino unos minutos más tarde. Esta parte del trayecto es difusa y es dada a que personas sin buena orientación puedan perderse.

Una vez fuera del bosque el camino a seguir se hace evidente, aún sin hitos que así nos lo confirmen. Se trata de remontar la pedrera, primero salvando la parte alta de un barranco y después flanqueando la cara Sur de la Collarada hasta llegar al Paso Abete, que separa Collarada de su hermana menor, la Collaradeta. La subida se hace dura, hemos cambiado de escenario y ahora estamos a merced de un viento inclemente que sopla cada vez con más fuerza, pero nada comparado a lo que vamos a experimentar más tarde en las cumbres. Las nubes pasan por encima de nuestras cabezas a gran velocidad, ocultando y dejando paso a los rayos del sol a su antojo. No es el típico día de verano, hace fresco.

Con todo, alcanzamos el Paso Abete y propongo a mi amigo Javi hacer tres cumbres en lugar de una, dado que nos encontramos bien y estamos adelantados respecto al horario previsto. Nunca dudé de que aceptaría y, de este modo, nos encaminamos hacia la Collaradeta, primero hacia el E, con el objeto de ganar su hombro, y luego por éste hasta la cumbre de la también llamada Peña Pequeña (2.729m). Aquí, nos refugiamos de un viento que amenaza con levantarnos del suelo, en una saliente de la cumbre con magníficas vistas al S. Nos comemos los bocadillos y nos hidratamos.

Tras este descanso merecido, nos encaminamos hacia el Pico del Fraile, justo enfrente mirando al N. En su cumbre hacemos las fotos de rigor y observamos por primera vez el inmenso Ibón de Ip y la Pala de Alcañíz o Bucuesa, entre otras montañas. Nos llaman la atención los Cuchillares, bellas agujas que defienden el paso entre la Peña Nebera y la Pala de Alcañíz.

Sin tiempo que perder, nos dirigimos, perdiendo altura rápidamente, hacia el Collado de Ip. Hay gente en la cumbre de la Collarada y montañeros que ya están bajando. Estamos impacientes por hollar la cumbre, llevamos bastante paliza encima y ésta va a ser la última ascensión del día. La verdad es que la subida de la pala se hace amena, el camino es muy evidente por primera vez en todo el día y solo el último resalte rocoso se torna incómodo, pero sin dificultad técnica. Después de varias horas andando y mucho desnivel en las piernas alcanzamos la cima de la Peña Collarada (2.886m), donde nos recibe un vendaval que, a pesar del cielo ahora despejado, deja una sensación térmica muy baja. Estamos poco tiempo en la cima, el justo para hidratarnos, hacer fotografías y charlar con una pareja de montañeros vascos que allí estaban.

Con la satisfacción de las cumbres y el consciencia del largo camino que aún queda por recorrer, empezamos nuestro descenso, primero hacia el Collado de Ip (2.567m) y luego hacia el Ibón de Ip, por uno de los canchales más largos y descompuestos que he tenido ocasión de conocer. Terreno muy roto e inclinado, además de largo, que hace lenta nuestra progresión. Estamos en penumbra puesto que el corredor tiene orientación N y nos volvemos a abrigar, algunos hitos marcan el camino a seguir, si bien no abundan. Esto no es importante aquí, porque es evidente, pero sí un poco más adelante, cuando realicemos el flanqueo del Ibón, es impotante encontrar la senda estrecha y aérea que bordea el lago, en invierno debe ser un paso delicado.

Estamos en el Ibón de Ip y son las 15:00, nos hemos desgastado bastante en el corredor y ahora esperamos encontrar una senda más cómoda para descender al valle, pero antes nos paramos a contemplar el enorme y precioso Circo de Ip, con sus famosos relieves, entre los que destacan la Pala de Ip, la Pala de Alcañíz y la Punta Escarra. Es muy impresionante también el enorme óculo que hay en la mole del Pico del Fraile, llamado "La Ventana". No menos sorprendente es, dada la altura del año en la que nos encontramos, cruzarnos con montañeros a las tres de la tarde preguntando por la Collarada, que queda a 2h30 de camino en el mejor de los casos, sin contar con el descenso. En fin, espero que tuvieran frontales y ropa de abrigo.

Sin más dilación, descendemos con celeridad por la senda que se va haciendo más y más amplia conforme descendemos por la orilla derecha del curso de agua que proviene de la presa. Es reconfortante volver al bosque, después de un venteado día, la sensación térmica asciende abruptamente y bajamos ya bastante relajados. Tanto es así que tardamos una hora en hacer el tramo que discurre entre Canfranc y Villanúa, por otra parte muy bonito y de gran interés cultural, puesto que es una parte del Camino de Santiago por la vía jacetana. Bonita forma de acabar el día, después de una ruta circular exigente pero muy bonita y de grandes contrastes.

Salud y Montaña



jueves, 1 de octubre de 2009

Midi d'Ossau (2.884m). Más que una montaña.

Midi d'Ossau (2.884m), Pirineo Francés, Francia. Septiembre de 2009.

El Midi d'Ossau no es una montaña más, es una cumbre emblemática del Pirineo. Esta mole de roca volcánica, que se eleva sobre el territorio circundante varios centenares de metros desvelando su origen violento, tiene probalemente la silueta más fácilmente identificable de todas las que se ven en el Pirineo Occidental. Se trata de una pirámide monolítica de lava solidificada en lo que antiguamente fue una chimenea de un volcán. Éste, al ser erosionado, desapareció, dejando al descubierto el negro magma de su interior. La fuerza y belleza de esta montaña atraen las miradas, sus abruptos relieves desafían a los montañeros. Su escalada es el objeto de deseo de todo pirineísta.

Las características del Midi d'Ossau suscitaron el interés de muchos montañeros y exploradores desde muy temprano, y por ello fue una de las primeras montañas pirenáicas en ser ascendida. Varios intentos fracasados durante los siglos XVI y XVII dieron paso al hito de su coronamiento en 1787 por un pastor del Valle de Aspe, hazaña que no sería repetida hasta 1797, cuando Guillaume Delfau lograra alcanzar la cima de la mítica montaña. La conquista de todas las puntas del Midi d'Ossau no se realizó en una sola vez; fueron en años diferentes. Si el Grand Pic fue coronado en 1787, sus hermanos menores lo serían en 1858 el Petit Pic, en 1907 Punta Aragón y en 1928 la Punta Jean Santé.

Hoy en día, la vía más utilizada es la que se inicia en el Col de Suzon y remonta el espolón NO de la montaña, superando tres chimeneas con grados comprendidos entre el Iº+ y el IIº+, y remontando el Rein de Pombie. También, para escaladores más experimentados, es una buena opción la vía de la Arista de Peyreget, con dificultades de hasta IIIº+. Las paredes del Midi d'Ossau ofrecen una multitud de vías de escalada, con dificultades muy diversas.

Proyecto ineludible en la carrera de todo pirineísta, su consecución ha sido, problemente, el punto final de mis ascensiones estivales de 2009. El más bello epílogo.


RUTA

Desde el aparcamiento de la Cabane d'Araille (1.709m), situado a 1km del Portalet, ya en territorio francés, se toma el camino bien señalizado que comienza al cruzar la carretera. La senda cruza un puente de hormigón y toma altura progresivamente hacia el N-NO. Pronto pasamos una cabaña de pastores y el camino empieza a empinarse y hacer zig-zags, que finalizan en el Col du Soum de Pombie. Desde este punto se observa ya la majestuosidad de nuestro objetivo. La senda discurre ahora, en trayectoria descendente, por la ladera del Peyreget, alcanzando en pocos minutos el Refugio de Pombie (2.032m) y el bello lago del mismo nombre que se encuentra a los pies del Midi d'Ossau. La senda continua hacia el NE atravesando la enorme morrena del Midi, llamada "Grande Raillère de Pombie", hasta llegar al Col de Suzon (2.127m), donde gira al O-SO. Ahora remontamos el espolón NE de la montaña hasta encontrar la primera de las chimeneas (IIº), continuamos brevemente por camino evidente hasta la segunda chimenea (IIº+), después de la cual avanzamos por trazas de senda marcada con hitos hasta la tercera chimenea (Iº+). Una vez superada ésta última llegamos al Portillón, con la Croix de Fer (2.657m) a nuestra izquierda, y solo nos queda remontar el Rein de Pombie por trazas de senda marcadas con hitos hasta la antecima. Superando la pequeña brecha que nos separa de la cumbre principal (Iº+), alcanzamos la cima del Midi d'Ossau (2.884m).

El camino del regreso es el mismo, debiendo estar atento a las referencias para bajar, tanto la Croix de Fer como los hitos que señalan las demás chimeneas. En el caso de las dos más bajas, se recomienda rapelar o bajar asegurado. Existen buenos anclajes con chapas y cadenas. Gráfico de la ruta


DESNIVEL POSITIVO

1.300m


TIEMPO

Despejado. Temperatura: Entre 25ºC y 15ºC. Sin viento.


CROQUIS




DURACIÓN

Cabane d'Araille - Col du Soum de Pombie (50 min) - Refugio de Pombie (1h05) - Col de Suzon (1h35) - Portillón (2h15) - Cima Midi d'Ossau (2h45) - Portillón (3h20) - Col de Suzon (4h50) - Col du Soum de Pombie (5h50) - Cabane d'Araille (6h35)


DIFICULTAD

El camino transcurre principalmente por senda ancha y evidente hasta el Col de Suzon, donde se convierte en una senda estrecha evidente.

Dificultades objetivas:

Chimenea 1: Grado II, 15 metros, angosta fisura tumbada con buenos agarres y placa lisa de 3 metros equipada con un clavo metálico. Rápel equipado con dos chapas unidas por una cadena. En buen estado.;

Chimenea 2: Grado II+, 25 metros, puede ascenderse por el diedro de la izquierda o de manera directa por una pared con buenas presas. Rápel equipado con dos chapas unidas por una cadena y un maillón. Todo en perfecto estado. ;

Chimenea 3: Grado I+, 40 metros, fácil trepada con magníficas presas y algún clavo para facilitar la progresión. Dos equipaciones de rápel, no tan buenas como las anteriores, debido a que la chimenea es muy fácil para destrepar.

Brecha antecima - cima: Grado I+, muy corta, requiere atención al destreparla.


DESCRIPCIÓN:

Domingo por la noche, suena el teléfono móvil: malas noticias. Mi compañero de cordada, Aitor, se ha lesionado una rodilla en una marcha de montaña y no va a poder acompañarme en la ascensión al Midi d'Ossau que habíamos planeado la semana anterior. Soy consciente de que ya estamos en otoño y pueden ser los últimos días para intentar una ascensión estival a una montaña que se complica bastante en otras condiciones. Está decidido, voy a intentarlo solo, no es la primera vez.

Sin el acicate de tener que recoger a nadie, salgo de Pamplona a las 7h05, camino del Portalet, donde termina el Valle de Tena, en el Pirineo Oscense. Tras 2h20 de viaje, llego al aparcamiento de la Cabane d'Araille, sito a 1 km del puerto fronterizo, en territorio francés. Preparo mis cosas con el fresco de la mañana y a las 9h40 me pongo en marcha enlazando con el camino que parte del otro lado de la carretera, enseguida cruzo un riachuelo por un puente de hormigón, delante del cual me he parado a leer la normativa del Parc National des Pyrénees. Estoy en un espacio protegido, y no es para menos: el entorno es espectacular.

El ancho camino remonta una amplia ladera de forma gradual, pasando por una caseta de pastores. Desde este punto, se vuelve más empinado y salva un mayor desnivel en menos metros, a base de zig-zags. Esto supone un buen calentamiento, han pasado 20 minutos y ya estoy mirando el reloj. Siempre con la guindilla en el culo. En esta parte más dura alcanzo una pareja de montañeros franceses con los que charlo brevemente. Pronto llego al Col du Soum de Pombie (2.129m), donde el coloso se muestra imponente e inexpugnable. Estoy deseando llegar a su base. También impresiona sobremanera la enorme morrena que desciende desde la pared S del Midi d'Ossau, muy cerca de ella se divisa el Refugio de Pombie (2.032m), que alcanzo en pocos minutos de rápido descenso.

Allí se encuentran más montañeros y escaladores, pero el tiempo apremia y sigo mi ruta. "Ya pararé a la vuelta", pienso. Tomo el camino de la morrena, que se atraviesa bastante bien, puesto que la senda discurre sobre bloques más o menos estables. Después de esto, el camino asciende suavemente hasta el Col de Suzon (2.127m), desde donde las vistas en todas direcciones son magníficas, por un lado el Pico de Saoubiste y por otro el espolón del Midi, hacia el N los verdes valles franceses y hacia el S la "Grande Raillère de Pombie". Aquí me detengo para beber y hacer una llamada. Hay buena cobertura. De pronto veo a otros montañeros franceses que han renunciado a ascender las chimeneas y descienden por la zona baja del espolón.

Enseguida remonto el corto tramo de senda que me conduce a la primera chimenea, donde otra pareja francesa está teniendo dificultades para superar la angosta fisura y la placa posterior. Recojo mis bastones y me encomiendo a la subida, no es nada difícil, y la clavija ayuda bastante para subir. Una vez arriba busco el anclaje para el rápel que haré en el descenso, por si acaso le saco una foto por si luego no lo encuentro. Sigo por el camino, que se ha convertido en una senda marcada con hitos, hasta la segunda chimenea, que supero por el paso de la derecha, una especie de escalera de presas muy buenas que nos dejan justo al pie del anclaje de rápel. Repito el procedimiento del paso anterior. "Ya ha pasado lo peor, no era para tanto", me digo. Y no me equivocaba, porque a partir de ese momento el camino es fácil y está bastante bien señalizado por los hitos que nos vamos encontrando hasta llegar al pie de la tercera chimenea. Pero antes de llegar me cruzo con unos sujetos, que con toda probabilidad eran los que habían gritado desde la cima unos minutos antes, me quedo mirándoles con cara de "sois unos garrulos y no os habeis enterado de que estamos en un Parque Nacional... o directamente maleducados". En fin. La tercera chimenea es bastante fácil, aunque impresiona desde abajo, pues dispone de buenas presas para manos y pies y hasta de algún clavo innecesario, que más que para ayudar puede servir para ensartarse a uno mismo.

Una vez arriba, estamos en el Portillón (2.657m), donde la Cruz de Hierro de nuestra izquierda señala la entrada o salida de la chimenea más alta. Es una buena referencia para el descenso, puesto que la senda y los hitos son confusos. En este punto doy caza a otros dos montañeros, que descansan y se hidratan antes de afrontar el Rein de Pombie, gran pedregal que conduce a la antecima del Midi d'Ossau. Remontar este trecho se hace cansino, se nota que llevo un mes sin ir a la montaña, tengo las piernas como las piedras sobre las que ando. En media hora alcanzo la antecima y, tras superar un pequeña brecha en la que es importante estar concentrado, llego a la cima del Midi d'Ossau (2.884m). Con las manos sobre el hito cimero, decorado con banderitas tibetanas, dedico mis pensamientos a mucha gente pero especialmente a mis habituales compañeros de cordada, Eloy y Aitor, que ansiaban esta cima tanto como yo. Estoy muy contento y solo, aunque por poco tiempo. Pronto aparecen los montañeros franceses que he adelantado en el Portillón y con los que comparto el almuerzo en la cumbre.

Ahora es el momento de descender, ya me he colocado el arnés y el casco y me voy a por las chimeneas, este va a ser el verdadero reto del día: rapelar. Tras decender por el tortuoso Rein de Pombie y acertar con la chimenea más alta, me dispongo a descenderla destrepando y, como suponía, no tiene ninguna dificultad y solo requiere tener cuidado con manos y pies. En poco minutos estoy en la entrada de la chimenea intermedia, la más larga y difícil, donde busco el anclaje de rápel. Uniendo una baga a mi anillo ventral con un nudo de alondra y a su vez con un mosquetón de seguridad al anclaje de la pared, empiezo a preparar el rápel: Primero uno mis dos cuerdas (2 x 30m x 8mm) para tener 60m de cuerda y poder descender en doble. Para ello hago un triple pescador sobre cada cabo. Luego paso la cuerda por el maillón y paso las dos cuerdas por el reverso, mosquetoneándolo todo a la baga. A continuación hago un nudo Machard sobre las dos cuerdas y lo uno con otro mosquetón a la anilla ventral. Por último suelto el mosquetón que me mantenía asegurado al anclaje de rápel. Ya estoy listo para bajar, todo correcto y con precaución me estreno en esta técnica. Perfecto, ahora recojo la cuerda tirando del cabo correcto y me voy hacia la chimenea baja, donde repito la operación.

Entre una cosa y otra me ha costado bastante tiempo bajar, pero ha merecido la pena hacerlo con seguridad, pues el destrepe libre no es muy aconsejable y, en esta ocasión, no tenía a nadie que me asegurase.

Una vez abajo, guardo mi material y me dispongo a descender rápido porque empieza a nublarse. No me detengo en el refugio, otra vez será, sigo mi camino con celeridad, parándome solo en el Col du Soum de Pombie a observar las maniobras del helicóptero de rescate sobre la pared S del Midi, maniobras muy cerca de la pared que comento con la pareja que encontré en este mismo punto unas horas antes. Es tiempo de volver y desciendo con la satisfacción de haber resuelto el problema del descenso en rápel y el enigma del Midi d'Ossau. Ha sido un magnífico colofón a un verano muy fructífero. Ahora, las invernales.


Salud y Montaña


Punto de partida. Se adivinan las zetas del camino.

Pasado el Col du Soum de Pombie. Por ahí he venido.

Primera estampa del Midi d'Ossau. Imponente.


Grande Raillère de Pombie

Hacia el Col de Suzon

Vista del Midi d'Ossau desde el Col de Suzon. Por esa pared hay que subir.


Instalación de rápel de la chimenea inferior

Chimenea intermedia. En principio, la más complicada.


Instalación de rápel de la chimenea intermedia


Cruz de hierro que indica el acceso a la chimenea superior (a la bajada)

Rein de Pombie. La pedregosa parte final.

Solo apto para cracks

Corredor de la cara N. Enorme sombra proyectada


Desde la antecima


Vista hacia el E desde la cima del Midi d'Ossau (2.884m). *Foto gran formato.

Petit Pic du Midi d'Ossau (2.807m)


Verticalidad


Regreso al pedregal


Autoretrato en la cruz


Chimenea superior

Instalación de rápel de la chimenea superior


Trazas de senda e hitos dispersos nos guían por esta enorme pared


Cómo montar un rápel (1). *Foto gran formato
Cómo montar un rápel (2). *Foto gran formato


Rapelando la chimenea inferior

Pico Saoubiste (i) y sus hermanos mayores

Impresionante pedregal a un lado

Verdes prados al otro

Masa volcánica

Ultima mirada


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