Commune de Thoiry, Haut-Jura, France, 14 de junio de 2011.
Un caluroso mes de mayo en Ginebra me ha puesto los
dientes largos durante todo el período de exámenes. Ahora, liberado de mis
obligaciones, estoy en disposición de volver a la montaña.
Enigmáticas, verdosas y altivas, las cumbres del
Haut-Jura que encierran por el NO la región de Ginebra, han atraído mi mirada
desde mi llegada a la ciudad de Calvino. Las veo desde mi casa, blancas en
invierno, salpicadas de neveros en primavera y verdosas en verano, están ahí,
provocando mis pasiones. Estudio el mejor camino para acometer la ascensión.
La ruta más interesante y accesible es la que parte
del pueblo francés de Thoiry. Remonta la frondosa y abrupta ladera SE del
Haut-Jura hasta los llanos que se empiezan a abrir hacia la cota 1400. Una vez
arriba, me encamino hacia el Crêt de la Neige (1.720m) para volver cresteando
hacia el Reculet (1.718m) y regresar al camino de subida, cerrando el bucle en
las alturas.
Fue un día muy especial, de vuelta a la actividad
-con lo que supone de desgaste extra-, pero también de grandes satisfacciones
al poder, por fin, observar la ciudad de Ginebra desde una nueva perspectiva,
desde unas atalayas que había ansiado subir mucho tiempo atrás.
ASCENSIÓN
Tomo el bus 23 hasta la parada de Renfile, aquí
cojo el bus Y, que cruza la frontera franco-suiza y me deja en Thoiry-Centre.
Desde el centro del pueblo (520 metros) me dirijo hacia el N y sigo la
carretera que conduce al aparcamiento de Tiocan (860 metros). En unos 10
minutos aparece un desvío por senda al NO, balizado y evidente. Subo por él
hasta el parking de Tiocan y, desde este punto, continúo por una senda evidente
y pedregosa siguiendo los paneles que llevan al Reculet/Crêt de la Neige. Este
camino se transforma en una pista cementada después. Al llegar al mirador de la
cota 1400 continúo por pista hasta Thoiry-Devant y tomo el camino que sube
hacia el O. Llego a un collado entre el Crêt de la Neige (1.720 metros) y el
Reculet, y cojo el camino de la derecha para ascender la primera cumbre,
volviendo después sobre mis pasos y emprendiendo la ruta hacia el Reculet
(1.718 metros). Desde esta cima se puede descender directamente en dirección
SE, por senda estrecha y con algún destrepe fácil, hacia el mirador de la cota
1400. El camino de descenso es el mismo que el de subida desde este punto.
DESNIVEL POSITIVO
1.250 metros
TIEMPO
Soleado en la ciudad, con alternancia de nubes
altas. Nubosidad en aumento durante la jornada en la cresta. Temperatura entre 20°C y 14°C. Sin viento.
CROQUIS
DURACIÓN
Thoiry - Le Tiocan (45min) - Cota 1400 (2h15) - Crêt de la Neige (3h10)
- Le Reculet (3h40) - Thoiry (5h30).
DIFICULTAD
Ninguna dificultad, todo por pista y sendero de
montaña. El único paso donde hace falta estar atento es el pequeño destrepe
bajando del Reculet. Fácil.
DESCRIPCIÓN
Tiempo libre, motivación, unas barritas de cereales
y una botella grande de agua; no necesitaba más. Era un día ambiguo en Ginebra
cuando salí de mi casa con el macuto preparado para descubrir las crestas del
Haut-Jura que llevaba tiempo observando. Hoy iba a estar allí arriba. A pesar
de haber perdido la forma durante largos meses, pasados principalmente en la
biblioteca de la universidad, mi segunda casa, el desafío de subir 1.200 metros
del tirón no me inquietaba lo más mínimo. En el peor de los casos, las agujetas
pasarían en dos o tres días. Un peaje ridículo comparado con el placer de
volver recorrer montañas, crestas, sendas o aristas.
Esa mañana de junio cogí el bus con una alegría
tremenda. Durante mi viaje, de poco menos de una hora, me asomaba a las
ventanas del vehículo compulsivamente, como si nunca hubiese visto una montaña,
buscando esas cimas que iba a descubrir, a veces tapadas por las nubes, y otras
dejándose ver. Tenía una gran ansiedad, todo hay que decirlo, pero estaba muy
contento de volver a embarcarme en una aventurilla fuera del estrés de la
ciudad.
Llegué al pueblo de Thoiry y, confieso que un poco
desorientado, volví unos metros hacia atrás, deshaciendo la ruta que había
tomado el bus. Enseguida encontré el panel que indicaba el camino a seguir
hasta el aparcamiento del Tiocan. Fueron unos minutos de asfalto, remontando
las calles de la parte alta del pueblo, pero muy pronto arribé al inicio de la
senda, que se abre justo al lado de la carretera, hacia el NO. Tomando este
camino, que me introducía en un bosque frondoso, accedí directamente, y sin
rodeos, al aparcamiento, punto de partida de la mayoría de los senderistas. El
calentamiento de 45 minutos y 350 metros de desnivel me permitió seguir a buen
ritmo y adelantar con facilidad a los excursionistas que venían de empezar a
andar. Eso a pesar de mi lamentable estado de forma.
El camino que asciende desde el aparcamiento parte
desde la izquierda de la casa-restaurante de Tiocan. Es una senda pedregosa,
inconfortable, pesada y traicionera para los tobillos, sobre todo a la bajada.
Además, es abrupta, obliga a salvar mucho desnivel en poca distancia. Las
pulsaciones suben enseguida, y una persona en bajo estado de forma reduce el
ritmo inmediatamente, hasta el punto de avanzar lentamente. Realmente despacio
quiero decir. Eso me pasó a mí.
Roto mi ritmo por la pendiente y la inactividad de
meses pasados, me resigné a subir de la mejor forma posible. Tampoco es que
estuviera tan mal, pero con la ansiedad que tenía, sin duda me corría más la
cabeza que las piernas. Y eso se nota.
Pasado el tramo de pista cementada horroroso, de
obligado paso, el camino se libera de su corteza grisácea y se vuelve más
agradable. Estaba entonces en el mirador, hacia la cota 1400, desde donde pude
observar la región de Ginebra, la ciudad y su campiña, el Salève, el chorro de
agua, el lago Léman. Una perspectiva muy bella.
Como el cielo amenazaba, no me entretuve demasiado
aquí, y retomé la pista hasta un collado, instalado en la cresta, que se
encuentra a medio camino entre las dos cumbres que quería hacer en esa jornada.
Me dirigí primero al Crêt de la Neige, la cima más alta del Jura (1.720
metros), pero que está tapada por la vegetación, por árboles, hasta su misma
cumbre, donde un poste solitario indica la altitud. Una cumbre sin duda discreta
y anodina. No me lo esperaba.
Enseguida volví sobre mis pasos, por el bien
balizado camino GR que conducía directamente hacia le Reculet (1.718 metros),
cuya cima hollé unos minutos más tarde. A diferencia de la cumbre anterior,
ésta sí tiene los signos distintivos de un punto de referencia: una enorme cruz
de hierro y la propia morfología piramidal de la parte somital dan fe de que se
trata de una cumbre importante en la zona. Me quedé unos minutos observando un
paisaje precioso, ubicado entre dos mundos, la depresión de la región de
Ginebra y los escarpados valles jurásicos galos.
Como el tiempo no mejoraba y no tenía ganas de
empezar mi temporada estival de montaña con un resfriado, bajé enseguida por un
camino directo que salía desde la cima hacia el mirador de la cota 1400, en
todo momento visible durante la bajada. Desde aquí, la bajada se me hizo un
poco larga, pues la pendiente requería retener la inercia del cuerpo bastante,
y ese esfuerzo fue el que finalmente me hizo saber que tendría unas buenas agujetas
en los días venideros.
Tranquilamente me encaminé al pueblo de Thoiry,
donde compré un merecido refresco y cogí el bus de vuelta a casa con una gran
sonrisa en la cara, después de haber hecho una fantástica ruta circular y
haberme quitado una espina de tantos meses. El verano montañero estaba en
marcha, un año más!
Salud y Montaña
2 comentarios:
Muy bien Javi. Calentando cuádriceps para este invierno que se promete frío y nivoso. ¿Es este el monte del que me hablaste no hace mucho? Parece una Izaga coqueta, brutal y muy interesante, y además cerquita de casa.
¡Cuídate!
Ese es el monte del que te hablé. Si subes desde el pueblo te pegas 1.200 metros de desnivel positivo. Algo que está muy bien teniéndolo a 50 minutos de casa en bus. Este invierno iré a estrenar los esquís ahí arriba. Con buena innivación creo que podré ponérmelos en la cota 1100 :-)
Cuando vengas nos hacemos un 'calentamiento' en el Reculet!
Un abrazo!
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